Esta iconografía se corresponde con la aparición mariana más antigua reconocida por la Iglesia. La Virgen María se apareció ante Santiago el Mayor y sus discípulos en el año 40 d.C. en tierras del Ebro para alentar al apóstol ante su desánimo por la tarea evangelizadora que llevaba a cabo en Hispania. La aparición milagrosa al grupo sobre una columna justifica su representación artística. La columna que la tradición asume como la que sirvió a la Virgen en su aparición se conserva en la Basílica del Pilar de Zaragoza.
En la obra que presenta este octubre el Palacio de Gaudí, Santiago aparece genuflexo (solo una rodilla toca la tierra) y con las manos juntas en actitud orante. Los atributos de peregrino aquí presentes son el bordón, el zurrón que pende del cinto, túnica y una vistosa esclavina en la que muestra talladas cuatro vieiras que están doradas al igual que el remate de la misma. Su rostro sereno fija su mirada en la Virgen María y muestra arca corta y pelo largo finamente ondulado.
La Virgen, sobre columna jaspeada que sirve de relicario, se muestra con vestido rojo, ceñido con un cinturón dorado y manto azul estrellado que se remata con hilo de ganchillo.
Los años finales del siglo XVIII supusieron un momento álgido en la producción de piezas de iconografía jacobea. Este conjunto, así como otras que expone el Museo de los Caminos, puede tener relación con el aliento que supuso para esta variante iconográfica la capilla de la Catedral compostelana que el arzobispo Monroy erigió en honor a la Virgen del Pilar.
El Provisorato, la sala donde se exponen las piezas de iconografía jacobea puede visitarse, así como el Palacio de Gaudí, todos los días de 10:30 a 14:00 horas por las mañanas y de 16:00 a 18:30 horas por las tardes.