Nacido en La Bañeza el 17 de enero de 1935, don Arturo estudió con Dña. Everilda Cabo y en la Escuela de D. Justo, se preparó en las Carmelitas para la primera comunión y también fue alumno de la Escuela Parroquial que había fundado D. Ángel Riesco, para continuar ingresando en el Seminario de Astorga, donde estuvo 12 años. El día 5 de julio de 1959 fue ordenado sacerdote por el Obispo Ángel Riesco, en la iglesia de Santa María, junto a los hermanos Miguel y Eutimio Gutiérrez Manjón.
Comenzó su ministerio en pueblos del Bierzo bajo, antes de ganar por oposición la parroquia de Folgoso de la Ribera, donde estuvo 22 años e inició el reconocido Belén Artesano de la localidad. El Obispo Antonio Briva lo destinó a La Bañeza y se incorporó a la parroquia de El Salvador el 10 de septiembre de 1985. Con el apoyo del mecenas Conrado Blanco, de cuya Fundación es miembro, creó la Coral del Milenario y la Asociación de Amigos del Camino de Santiago Monte Urba, además de animar la vida social, cultural y deportiva de la ciudad, y recuperar tradiciones como la procesión del Santo Potajero, El Desenclavo, la procesión del Domingo de Resurrección, la bendición de los animales y el pregón de San Antón, la fiesta de las Candelas, la hoguera de San Pedro, la Fiesta del Pan Bendito y los pregones de Semana Santa, por citar algunas.
Impulsó, además, la creación del Centro Social Santa Marina, la Cofradía Penitencial de las Águedas, El Nacimiento artesano de El Salvador, el Albergue del Peregrino, la Vía de la Plata, las carreras populares de El Salvador y San Silvestre, la Semana del Peregrino y la marcha ciclista a Castrotierra.
Después de que se aprobara en Pleno Ordinario del Ayuntamiento bañezano, por unanimidad de todos los grupos políticos, concederle la Medalla de Plata de la Ciudad y el nombre de una calle, el 6 de agosto de 2011 recibió el apoyo de cientos de personas que quisieron sumarse al homenaje. En 2016 fue elegido Personaje Bañezano y el pasado 16 de agosto ya se celebró un bonito acto de despedida en su Parroquia de El Salvador.
La de don Arturo es una vida de dedicación, repleta de actividad pastoral, cultural y deportiva, siempre preocupado por conservar el patrimonio y las tradiciones y bien se merecería el título de Hijo Predilecto de la ciudad.