El Papa reitera que los pobres tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios, que está atento y cercano a cada uno de ellos. Dios escucha la oración de los pobres y, ante su sufrimiento, está “impaciente” hasta no haberles hecho justicia. En efecto, es de nuevo el libro del Sirácida que lo atestigua: «la sentencia divina no se hace esperar en favor del pobre» (cf. Si 21,5). En su Mensaje, el Papa Francisco invita a todos a aprender a rezar por los pobres y a rezar junto a ellos, con humildad y confianza.
La Jornada Mundial de los Pobres es una oportunidad para tomar conciencia de la presencia de los pobres en nuestras ciudades y comunidades, y para comprender sus necesidades. Como siempre, el Papa menciona también a los «nuevos pobres», que surgen de la violencia provocada por las guerras, por la «mala política hecha con las armas» (n. 4), que provoca muchas víctimas inocentes.
No olvidemos, sin embargo, a las numerosas personas que en nuestras ciudades siguen dedicando gran parte de su tiempo a escuchar y apoyar a los más pobres. Son rostros concretos que, con su ejemplo, «dan voz a la respuesta de Dios a la oración de quienes se dirigen a Él» (n.7). La Jornada Mundial de los Pobres es también una ocasión para recordar a cada uno de ellos y dar gracias al Señor. El 17 de noviembre, el Papa presidirá la celebración eucarística en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, a la cual seguirá el tradicional almuerzo con algunos pobres en el Aula Pablo VI.
Comunicado del Delegado de Cáritas Diocesana de Astorga sobre esta jornada
El próximo domingo 17 de noviembre es la Jornada Mundial de los Pobres. “Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada. Los nadies: los ningunos, los ninguneados,” que diría Eduardo Galeano, quiere el Papa Francisco que ocupen el centro en el corazón de las comunidades cristianas como así lo exige la verdad evangélica, a fin de que su situación se convierta en clamor ente quienes tienen en sus manos el deber de buscar la justicia económica y social y que a menudo hacen oídos sordos a dicha situación o le ponen sordina para que no molesten.
En la Bula de Convocación del Jubileo del año 2025, “La Esperanza no defrauda”, el Papa Francisco hace tres llamadas apremiantes, entre otras:
1.- Imploro, de manera apremiante, esperanza para los millares de pobres, que carecen con frecuencia de lo necesario para vivir… Es escandaloso que, en un mundo dotado de enormes recursos, destinados en gran parte a los armamentos, los pobres sean «la mayor parte […], miles de millones de personas. Hoy están presentes en los debates políticos y económicos internacionales, pero frecuentemente parece que sus problemas se plantean como un apéndice, como una cuestión que se añade casi por obligación o de manera periférica, si es que no se los considera un mero daño colateral. De hecho, a la hora de la actuación concreta, quedan frecuentemente en el último lugar».
2.- “…los bienes de la tierra no están destinados a unos pocos privilegiados, sino a todos…Renuevo el llamamiento a fin de que «con el dinero que se usa en armas y otros gastos militares, constituyamos un Fondo mundial, para acabar de una vez con el hambre y para el desarrollo de los países más pobres, de tal modo que sus habitantes no acudan a soluciones violentas o engañosas ni necesiten abandonar sus países para buscar una vida más digna».
3.- Hay otra invitación apremiante que deseo dirigir en vista del Año jubilar; va dirigida a las naciones más ricas, para que reconozcan la gravedad de tantas decisiones tomadas y determinen condonar las deudas de los países que nunca podrán saldarlas. Antes que tratarse de magnanimidad es una cuestión de justicia”.
Hagamos nuestra esta misma conciencia y promovamos con nuestra manera de pensar y vivir la cultura de la solidaridad y el encuentro frente a la cultura de la exclusión y el descarte. La Jornada Mundial de los Pobres nos urge a ello.
El Delegado Diocesano de Cáritas