El pasado sábado 11 de octubre, en el corazón del Camino de Santiago, se celebraron 25 años de la primera idea de hacer en Foncebadón, dado lo beneficioso del lugar, por ser paso de los peregrinos a Santiago, y por las bonitas experiencias con jóvenes y su efecto curativo a nivel personal y espiritual, un lugar de encuentro para ofrecer a jóvenes, adultos, peregrinos o no, un lugar de descanso, silencio y esperanza.

El entonces obispo de Astorga, Don Camilo Lorenzo Iglesias cedió el terreno de la antigua casa parroquial para tal fin, y después de la restauración de la iglesia del lugar, gracias a instituciones y jóvenes alemanes, se comenzó lo que ahora llamamos, el Hogar de Encuentro Europeo (H. E. E.) que cumple ahora 10 años. Fue un bonito día climatológicamente hablando dado el sol reinante y la agradable temperatura que contribuyeron a que las personas invitadas pudieran disfrutar más de éste hermoso paraje.

A las diez de la mañana, se celebró la Eucaristía presidida por el administrador diocesano, don Javier Gay, y animada por los cantos de Tista y Sara. En su homilía, don Javier agradeció la labor de cuantos han hecho posible esta obra que tantos frutos está aportando y alentó, igualmente, a seguir caminando siempre de la mano de Jesús, nuestro guía.

Tras la Misa en la casa del Encuentro, el presidente de la Asociación H.E.E. Norbert Scheiwe, expresó su agradecimiento a los presentes e invitaba a conocer la casa que el vicepresidente Wolfgang Almstedt, describió con gran exactitud el proceso de su construcción, las instituciones colaboradoras en el proyecto y los muchos jóvenes que ayudaron en la realización del mismo. Después de un recorrido por la hermosa casa, que realmente te invita a pasar allí una temporada de retiro personal, espiritual… dado lo acogedora que resulta, un vino español nos unió más en nuestra convivencia, donde, a pesar de lo dificultoso del idioma, nos fuimos conociendo unos, y afianzando la amistad otros.

La tarde se desarrolló, entre el descanso y la visita al pueblo de Foncebadón donde se comprueba cómo en estos 25 años ha ido creciendo la localidad con nuevos restaurantes, albergues para peregrinos y vecinos que arreglan sus casas para pasar ahí el verano, e incluso personas procedentes de otros países que han instalado ahí su vivienda habitual.

Diez años después de su apertura, el Hogar de Encuentro Europeo sigue fiel a su espíritu inicial: un espacio abierto a todos, sin distinción de cultura o religión, donde cada persona pueda encontrar retiro, paz, contemplación y encuentro. Un verdadero oasis en el Camino de Santiago, donde el alma peregrina descubre que la hospitalidad es una manera de sembrar