Se da la circunstancia de que cada año, con mayor intensidad, se incorporan actos ajenos a nuestra historia religiosa,familiar, social, con tarjetas, figuras y decoraciones importadas de otros países, de espiritualidad, paisaje y hábitos diferentes. No compete a la autoridad municipal la misión de impedir tales tipos de propuestas ciudadanas, o comerciales, pero sí invitar a que primemos lo que nuestros antecesores nos han legado, y que se manifiesta no solo en la celebración religiosa o festiva, sino en la literatura, la escultura, vitrales y pintura, con testimonios en nuestro particular y valioso patrimonio.
Son estos, días en los que, en la creencia o sentido que a cada cual asista, nos reunimos en familia, ya sea en nuestras casas o en esas otras más grandes que habitan numerosas personas, de Astorga y sus comarcas, unas atendidas y otras, a las que debemos permanente gratitud, que velan por ellas. Son días proclives a una mayor consideración con los que padecen problemas, de soledad, de salud, económicos…
La ciudad ha sido decorada, hasta donde ha sido posible y en lugares considerados más convenientes para el disfrute general, así como para ensalzar su patrimonio, su imagen y proyección. Y las concejalías competentes han elaborado, a propósito de fechas tan entrañables, con toda ilusión, un ambicioso programa, pero que se verá modificado por la pandemia que padecemos, y que amenaza ser cada día más virulenta. Hemos tenido ya que suspender el Concierto de Navidad de la Banda Municipal, tan esmeradamente preparado, y tan significativo para tantos astorganos.
Celebraremos cuantos actos sea posible, pero anteponiendo la seguridad y la salud públicas.
Se echa en falta unas directrices concretas, precisas, que aplicar para la actual situación. Pero no está de más el
recordar que en las reuniones familiares, establecimientos públicos y de ocio, hemos de seguir las indicaciones que las autoridades sanitarias nos encomiendan, y aquellas otras que, sin contradecir las anteriores, nuestro sentido común indica. Nuestro municipio, si bien no ha llegado, hasta el momento, a los límites de contagio de algunas poblaciones españolas, también padece la virulencia de las nuevas variantes del coronavirus y está en una situación de algo riesgo.
Seguimos despidiendo a vecinos, familiares queridos. Pongamos todo el esmero necesario para mitigar la pandemia, no le demos tregua por descuido, insolidaridad o rechazo de la vacunación.
Vaya para todos, la felicitación municipal, y, asimismo, un profundo deseo de salud y bienestar.
Juan José Alonso Perandones