El pasado 16, por vía telemática, enviamos escrito al Servicio Territorial de Cultura, con los sustanciales antecedentes por nosotros conocidos, y con varios razonamientos, y una petición, que ya habíamos dejado clara: “La Comisión de Patrimonio (CTPC) en reunión celebrada el pasado 20 de agosto, entre otros acuerdos, autoriza una excavación en un entorno limitado, con determinadas observaciones. En informe posterior, por la arqueóloga municipal se manifiesta la “conveniencia de la ampliación de la superficie de excavación, con revisión del acuerdo del 20 de agosto (expte. 282 /25) /…/.
Por lo anteriormente expuesto se manifiesta:
Que si en razón de los datos obtenidos se aventurase la posibilidad de una necrópolis romana, se ha de proceder a la pertinente y necesaria excavación para, en principio, delimitar su existencia y extensión. En ningún caso sin la certeza de su no existencia se ha de dañar tal patrimonio, dejarlo oculto y sin inventariar, o culminar la edificación. Y ello con la salvaguarda del patrimonio funerario que pudiera ser hallado”.