– El estudio, que combina datos geomáticos tomados en campo con GPS de alta precisión y proporciona un mapa 3D de libre acceso, constituye un giro importante en el estudio de la minería aurífera del noroeste español frente a las cartografías existentes hasta la fecha que solo proporcionaban 700 kilómetros de canales
– Los investigadores recuerdan que este estudio accesible a través de Google Earth debe servir como punto de partida para cualquier acción divulgativa e “intervención que se realice en los canales sin comprometer su preservación”
– El trabajo ha permitido conocer la presencia de nuevos canales, como los que captan el agua en el sector de La Baña, y analizar la importancia de las terrazas fluviales en la localización de yacimientos acuíferos como Las Médulas
Las Médulas, declarada Patrimonio de la Humanidad UNESCO en 1997, constituye una de las mayores minas de oro de época romana, caracterizada por su enorme representatividad y singularidad, como ejemplo destacado de la avanzada ingeniería hidráulica romana.
Un testimonio vivo de la transformación del paisaje a través de la capacidad de organización y la explotación de los recursos naturales llevadas a cabo por el Imperio Romano y que se encuentra íntimamente ligado a la red hidráulica que abasteció de agua la explotación.
Un nuevo estudio, liderado por investigadores de la Universidad de León y que combina datos geomáticos tomados en campo con GPS de alta precisión y una aplicación informática, ha permitido por primera vez reconstruir y completar los 1.1000 kilómetros de canales que compone el complejo hidráulico del paraje berciano.
Se trata de un trabajo realizado por los miembros del grupo de investigación de la ULE Geoinca, Javier Fernández Lozano, profesor de la Escuela de Minas, e Iván González Pérez, Enoc Sanz Ablanedo y José Ramón Rodríguez Pérez, profesores de Geomática y Topografía del campus de Ponferrada, en colaboración con Ángel González Abajo, minero jubilado.
El trabajo, publicado en la revista internacional Geosciences, responde a la ausencia de un trabajo de precisión y detalle de una obra de la envergadura de los canales romanos de Las Médulas, que permitiese no solo cartografiar aquellos puntos que visualmente muestran los canales sino además encontrar indicios de la traza en aquellas zonas intermedias en las que no se aprecia el canal, pero sí, por diversos detalles menos llamativos, la huella antrópica de su paso.
Un estudio que, según señala Fernández Lozano, ha servido para resolver algunas discrepancias existentes hasta la fecha, así como inexactitudes que complicaban la reconstrucción de todo el sistema hidráulico. “Las cartografías existentes hasta la fecha proporcionaban 700 kilómetros de canales, pero dejaban fuera un importante número de ellos que sirvieron para explotar los sectores inferiores, próximos a Las Médulas, y que tuvieron una relevancia determinante a la hora de prospectar en busca de los grandes yacimientos, quizás porque no se había vertebrado todo el conjunto de explotaciones presentes en la zona”.
MAPA 3D PÚBLICO
Además, continúa, tampoco se había contemplado la necesidad de proporcionar un mapa 3D detallado que pueda ser de libre acceso para la administración y el público general, contribuyendo a mejorar la gestión del conjunto arqueológico de Las Médulas. “Esta cartografía forma parte de la primera fase del proyecto EvulcaRED, dirigido a estudiar el grado de vulnerabilidad de la red hidráulica de Las Médulas. Para ello, debe existir una cartografía de referencia y este era uno de nuestros principales objetivos”, destaca Fernández.
Para los investigadores de la Universidad de León este trabajo debe servir como punto de partida para cualquier intervención que se vaya a realizar en los canales, de manera que no comprometa su preservación en el futuro. El proyecto se completa con un estudio petrofísico y un mapa de vulnerabilidad en el que ya trabajan los científicos de la ULE.
NUEVOS HALLAZGOS
Esta cartografía ha permitido, además, conocer la presencia de nuevos canales, como los que captan el agua en el sector de La Baña y realizar numerosas correcciones del trazado, que en algunos puntos era mostrado en los mapas existentes, contra pendiente. Los investigadores analizan la importancia de las terrazas fluviales como elemento principal que permitió al Imperio encontrar yacimientos auríferos como el de Las Médulas. “Por ejemplo, hoy sabemos que el denominado como Pozo Moyabarba, no era un trasvase para la explotación de las arenas auríferas del cauce, sino parte de la traza de un canal que se dirigía a explotar las terrazas situadas río abajo” señala Fernández.
Otros importantes hallazgos han sido los numerosos cambios de pendiente y saltos de la red observados a lo largo del trazado de los canales, lo que pone de manifiesto la corrección continua con objeto de extender la red hidráulica y poder explotar las minas “satélite” ubicadas río arriba, con posterioridad. “Esto denota la necesidad por parte del Imperio Romano de tener un conocimiento y planificación exhaustiva del territorio antes de comenzar con la explotación minera”, reconoce Fernández.
Así lo indican minas tan alejadas de Las Médulas como las de La Baña, que aprovechan los mismos canales que sirven el agua a los sectores inferiores de Las Médulas y, por tanto, más antiguos. Esto permite establecer relaciones espaciotemporales o lo que denominamos en geoarqueología, una datación relativa de las explotaciones. Por lo tanto, las explotaciones de La Baña serían más modernas que los sectores más bajos de Las Médulas explotadas con estos canales. De otro modo, al destruirse la red hidráulica con la apertura de minas en La Baña, el agua nunca hubiera llegado a Las Médulas.
El trabajo también ha permitido resolver otros de los grandes dilemas existentes hasta la fecha: la altura de la lámina de agua dentro de los canales. “Hemos descubierto la presencia de aliviaderos en numerosos tramos de la red. Esto nos indica que hacían una autorregulación del flujo de agua dentro de los canales”, subraya Fernández.
Esta lámina de agua nunca sobrepasaba los 20-30 centímetros, como pone de manifiesto el escalón observado en algunos aliviaderos que apenas sobrepasan los 13 centímetros. Se trata de una medida que permite un control del flujo de agua dentro del canal, lo que impide posibles daños a la estructura.
Con todo ello, el trabajo constituye un giro importante en el estudio de la minería aurífera del noroeste y, en particular, arroja luz sobre el complejo hidráulico de Las Médulas y su entorno, especialmente este último, que ha demostrado ser muy importante para comprender cómo funcionaba todo el sistema minero.
“Todo un reto para nuestro grupo Geoinca, no solo por los cientos de kilómetros recorridos por los valles de Cabrera, a veces intransitables, sino también por la necesidad de encontrar la tecnología más acorde con la situación que a menudo nos retaba con nuevas dificultades; han sido años de trabajo realizado con ilusión y entrega, pero estamos convencidos de que ha valido la pena”, concluye Fernández.