(www.institutoleonesdecultura.es/convocatorias) ha publicado el acuerdo del Consejo Rector de esta institución mediante el cual se resuelve la convocatoria de subvenciones para ayudas a la restauración de la arquitectura tradicional de la provincia correspondiente al año 2023. Un acuerdo mediante el cual han recibido apoyo económico los proyectos de rehabilitación de 22 edificaciones encuadradas en distintas tipologías de la arquitectura popular, repartidas por todas las comarcas. En esta ocasión, además de palomares, hórreos y pallozas, chozos de cubierta vegetal y molinos, batanes, fraguas y otros edificios e ingenios que aprovechaban la fuerza hidráulica, se habían incluido como novedad los ‘cortines’ o cercados circulares de piedra, empleados en el noroccidente de la provincia para proteger las colmenas de los ataques del oso.
La convocatoria contaba con un presupuesto global de 200.000 euros y había sido publicada, mediante convocatoria anticipada, a finales del pasado mes de diciembre. El Instituto Leonés de Cultura de la Diputación Provincial recibió en total 43 solicitudes, de las que se desestimaron todas aquellas que no alcanzaron la puntuación mínima y las que no aportaron o no completaron la documentación requerida. A esta convocatoria podían presentarse ayuntamientos y juntas vecinales que fuesen titulares -o cesionarios por un plazo superior a 20 años- de bienes inmuebles característicos de la arquitectura tradicional leonesa, siempre ubicados en municipios menores de 20.000 habitantes, pero también personas físicas, comunidades de propietarios y de bienes, y personas jurídicas sin ánimo de lucro que ostentasen la cualidad de propietarios.
En concreto, los proyectos subvencionados han sido un chozo pastoril en Acebedo, la maquinaria de un molino en Andiñuela de Somoza, el llamado Molino Viejo de los Flórez en Castrillo de la Valduerna, la maquinaria de la fábrica de luz de Colinas del Campo de Martín Moro Toledano, un chozo con cubierta vegetal en Correcillas, una cabaña tradicional en Corullón, un molino en Hospital de Órbigo, un molino en La Maluenga, el chozo de Sulapeña en Montrondo, un chozo en Morgovejo, el ‘cortín del tío Aurelio’ en Ocero, un hórreo en Prioro, un molino en Quintana de Fuseros, palomares en Quintanilla de los Oteros y San Pedro de Valderaduey, un molino en Seisón de la Vega, dos cabañas pastoriles en Sosas de Laciana, un molino en Ucedo, el Molino de Ferradal en Val de San Román, el chozo de la Cota en Villamartín de don Sancho y un molino en Villarroquel.
Las bases de la convocatoria señalaban que, ante todo, se priorizarían aquellas construcciones representativas de la arquitectura tradicional que mostrasen tipologías únicas o en grave riesgo de desaparición, valorándose aquellas características de la restauración que conservasen las tipologías, las técnicas tradicionales y los materiales autóctonos de los inmuebles así como la continuidad de los usos y funciones para los que fueron construidos, primándose los aspectos sociales, pedagógicos y de acceso público.