Con paciencia, y en ocasiones con cierta condescendencia, hemos asistido quienes vivimos en zonas rurales de la tan manoseada “España vaciada” a una continua sucesión de anuncios, manifestaciones y, sobre todo, ideas acerca de cómo afrontar la despoblación o de lo maravilloso que es vivir en áreas rurales. Todo ello realizado por parte de todo tipo de estamentos, asociaciones y demás entes, así como por particulares con escasa preparación académica que han encontrado en las redes sociales una forma ideal de expresar sus opiniones, que en muchos casos —por no decirlo de otra manera— resultan hilarantes, a pesar de no haber contado ni una sola vez con consulta ni información previa a los interesados.

No pedimos nosotros, los vecinos del pueblo de Murias de Rechivaldo —conocedores de lo que le corresponde a cada cual— ser quienes tomemos las decisiones que competen, en lo relativo al Camino, a la Asociación de Amigos del Camino; pero sí pedimos un poco de respeto.

Es en este contexto donde surge nuestra preocupación por las recientes declaraciones de dicha Asociación acerca de unas obras previstas en un tramo del Camino en Murias de Rechivaldo: algo más de 50 metros de la calle por la que transitan peregrinos y también vecinos del pueblo.

Bueno es recordar que el Camino de Santiago es Conjunto Histórico desde 1962, Bien de Interés Cultural en todo su trazado, Patrimonio Mundial desde 1993, Premio Príncipe de Asturias y Primer Itinerario Europeo. Suficientes galardones y reconocimientos legales, pensamos, como para que cuanto se haga en él sea cuidadoso, reflexivo y respetuoso con la ley; más aún si proviene de una institución.

• Llama la atención que este “descubrimiento” coincida con unas obras que se van a realizar bajo un gobierno del Partido Popular en el Ayuntamiento de Astorga.

• Llama la atención que obras realizadas en esta misma calle, años atrás, por otros gobiernos municipales, no hayan tenido la misma respuesta por parte de la Asociación de Amigos del Camino de Astorga.

• Llama la atención que la urbanización de más de 500 metros de calle con idéntica técnica de construcción pasara desapercibida para la Asociación y que un tramo de apenas 50 metros merezca ahora la crítica de quien se erige en defensor del Camino.

Todo ello, además, provocado por la presión mediática de los opinadores de las redes sociales, que, si se preocuparan de lo suyo en vez de estar pendientes de lo que hacen los demás —y contando estos con todos los permisos necesarios—, quizá les iría mejor.

Si los señores de la Asociación supieran de verdad cuáles son las necesidades de los pueblos, conocerían que los vecinos queremos y necesitamos calles urbanizadas, mejoras en los accesos, en la iluminación, en el abastecimiento de agua, en la calidad de nuestras viviendas, cobertura telefónica y otras tantas necesidades de las que disfrutan las ciudades donde residen los responsables de la Asociación.

Y no solo un camino a su gusto, pensado para el disfrute de gentes que pasan, pero no residen, y que al final se marchan a sus casas, mientras los que nos quedamos aquí debemos vivir como podamos, incluso pisando barro.

Conviene recordarles que este pueblo, al inicio de la legislatura, por causas ajenas a nosotros —pero cuyo responsable conocemos bien— no tenía cobertura de banda ancha, siendo, junto con otros del ayuntamiento, de los pocos en la Maragatería que carecían de ella. Una necesidad muy demandada por los peregrinos, y ante la cual la Asociación nada hizo para mediar en su solución.

Por último, y para constancia de los ignaros, queremos dejar claro que en este pueblo respetamos y valoramos el Camino de Santiago, ya que vivimos en él. Y recordarles también que en el año 1986, mucho antes de que existiera su Asociación, este pueblo dispuso que las antiguas escuelas se destinasen a albergue público de peregrinos, dado que hasta entonces los pocos que llegaban a nuestro pueblo dormían en el portal de la iglesia.

La Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Astorga ha vuelto a enviar otro comunicado respondiendo a la Junta Vecinal de Murias de Rechivaldo que “sorprende, ante todo, que parezca haberse pasado por alto la cuestión central: nuestra crítica no se dirige a la obra en sí, sino al uso del Camino de Santiago como justificación pública de una intervención que responde, simple y llanamente, a posibles necesidades vecinales. Decirlo con claridad desde el principio habría evitado equívocos, pero suele quedar bonito meter al Camino de Santiago para todo. Aun así, agradecemos que, aunque sea entre líneas, ahora se reconozca ese punto esencial”.