Este miércoles 26 de junio, a las 20,00 horas, en la Sala Región del Instituto Leonés de Cultura, Gonzalo Bayón presentará su cuaderno de viaje titulado LA MARCHA, cercana lejanía de un andar juvenil por tierras y pueblos de León (y, habría que añadir, Zamora, pues también la incursión alcanza el norte de eta provincia). El autor y su compañero de andanza, Ursicino Sánchez estarán acompañados por Pedro García Trapiello (escritor, periodista) y José A. Martínez Reñones, editor del Lobo Sapiens.

Gonzalo Bayón y Ursicino Sánchez coincidieron por primera vez en el cine-club Candilejas de León a finales de los años 70. Desde luego, en aquel lugar no era difícil hacer amigos, y ellos también se vieron afectados por aquella bendita epidemia.

Ha pasado mucho tiempo desde entonces y, aunque su vida profesional discurrió por diferentes caminos (Ursicino se dedicó al mundo del video, mientras que Gonzalo lo hizo al mundo del comercio), nunca dejaron de colaborar en multitud de proyectos. Pero de todos ellos hay uno singular e irrepetible por el que ambos sienten el orgullo de las cosas que realmente merecen la pena hacerse en este mundo, y que se ha intentado describir en este libro.

En el verano de 1983 dos amigos con poca experiencia senderista deciden emprender un largo viaje a pie por el oeste y norte de León. Con la firme intención de no valerse nunca de cualquier vehículo que aliviara su recorrido, inician una experiencia única de descubrimientos, tanto de pueblos, paisajes o personas como de ellos mismos.

Aquellos 450 kms entre Encinedo y Riaño propiciaron que tres años después continuasen con una segunda marcha, que comenzó en Boca de Huérgano, para terminar en el lago de Sanabria, a muy poca distancia de la partida realizada en la primera marcha, casi completando, como si de un anillo roto se tratase, la vuelta al punto de partida. Una cámara fotográfica dejó testimonio de todo ello.

Aquel mismo año de 1986 el autor fue provocado a realizar una apuesta para escribir en un plazo máximo de un año un libro sobre aquellas dos marchas. Con aún menos experiencia literaria que excursionista, se pone manos a la obra y completa con éxito el reto. El manuscrito durmió en un cajón un sueño de más de 35 años para, por extrañas circunstancias, ver ahora la luz.

Si las transformaciones ocurridas en los lugares por donde discurre este libro son pocas o muchas, grandes o pequeñas, buenas o malas, queda al criterio de quien se acerque a su lectura.