Realizada en 1702 en un taller castellano, la talla ha formado parte del patrimonio devocional de la catedral de Astorga desde finales del siglo XVII. Su iconografía responde a la tradición de la Virgen de Valvanera, patrona de La Rioja, cuya devoción se extendió gracias a la presencia de eclesiásticos riojanos y benedictinos, explicaba Don Javier, que posiblemente esta imagen tuvo que ver con uno de los obispos de Astorga, Diego Silva y Pacheco, que estuvo sólo dos años en la localidad pero había escrito una obra dedicada a esta Virgen años antes. Destaca especialmente la disposición del Niño, con su característico giro de cabeza sin mirar de frente al espectador, un rasgo que, según la leyenda, comentaba el Deán, se debe a un sacrilegio que ocurría a su lado y el Niño no quería verlo.
La pieza estará expuesta en una mesa, delante del lugar donde estaba expuesta habitualmente, posibilitando a los espectadores observar todos los ángulos ya que, de lo contrario, no se apreciaría, por ejemplo, el águila en el que la Virgen está sentada. Castillo detalló algunos de los elementos más significativos de la escultura, como su cuidada policromía, que imita distintos tejidos gracias a la técnica del “estofado” y las representaciones figurativas que adornan la obra, entre ellas la Piedad o San Cayetano. También explicó el proceso de consolidación y limpieza al que fue sometida para su presentación en el Prado, con el fin de asegurar su correcta conservación.
Junto a la talla se exhibirá un óleo anónimo del primer tercio del siglo XVIII, procedente de la Colección BBVA. La pintura, que representa la aparición de la Virgen en un roble, contribuyó a la difusión de esta iconografía en el mundo hispánico. Además se ha elaborado un panel con los detalles que se han considerado más relevantes de la figura y permanecerá al lado de la imagen.
La obra podrá visitarse en la Catedral de Astorga hasta el 5 de abril de 2025, permitiendo a los fieles y visitantes contemplar este ejemplo singular del arte devocional en todo su esplendor.