Asaja valora que la provincia de León haya seguido ganando peso en el conjunto nacional debido a que ha sido este un año de sequía que ha disuadido las siembras en muchas zonas productoras, mientras que en León, por el buen estado de los embalses, no ha habido esta limitación.
No obstante, señalan en un comunicado, sí se ha producido en la provincia una reducción de las siembras, respecto a 2022, debido a que así lo ha impuesto la aplicación de la nueva PAC que exige diversificar cultivos, rotar cultivos, e introducir los denominados cultivos ‘mejorantes’.
El maíz cultivado en la provincia se destina sobre todo a la obtención de grano para pienso de alimentación animal, y se comenzará a cosechar en la segunda quincena de octubre. Unas 4.000 hectáreas se usan como forraje en ensilado para la alimentación del ganado lechero, cuya recolección ya ha comenzado. Una superficie más modesta se destina a la producción de maíz dulce, que se recoge en mazorca, destinado a la alimentación humana, y que se recolecta por estas fechas.
Asaja subraya que es una defensora a ultranza del maíz, para el que la organización no ve otra alternativa de cultivo que pueda sustituirlo sin menoscabar la rentabilidad de las explotaciones. Por eso, la organización agraria reclama que no se le penalice con las normas de la PAC y que se considere como un cultivo medioambientalmente sostenible por ser el que menos pesticidas requiere en su fase de cultivo y porque, “contrario a lo que algunos puedan pensar, no requiere más consumo de agua que otros”. Desde el punto de vista comercial, añaden, España es gran deficitaria en la producción de este grano, así que lo que no se produzca aquí se ha de importar de países que producen maíz transgénico.
La provincia tiene potencial para producir más maíz en los próximos años con la puesta en regadío de nuevas superficies en la zona de Payuelos, dependiente del embalse de Riaño, pero sobre todo tiene capacidad para obtener todavía mejores rendimientos por hectárea de la mano del regadío modernizado, afirma Asaja. “El regadío modernizado es una demanda del sector en la que se avanza al ritmo lento que marcan las administraciones agrarias, quedando hoy, pendiente de esa actuación, unas 50.000 hectáreas”, concluyen.