Hasta el 2 de marzo de 2025, el Museo del Prado y la Fundación AXA presentan, en las salas A y B del edificio Jerónimos, ‘Darse la mano. Escultura y color en el Siglo de Oro’, una exposición que reflexiona sobre el éxito de la escultura policromada barroca y su complementariedad con la pintura. Mediante una espectacular escenografía, la muestra reúne cerca de un centenar de esculturas de grandes maestros como Gaspar Becerra, Alonso Berruguete, Gregorio Fernández, Damián Forment, Juan de Juni, Francisco Salzillo, Juan Martínez Montañés o Luisa Roldán, que conviven con pinturas y grabados que las emulan o reproducen como en un juego de espejos, y con piezas clásicas que dan testimonio de la importancia del color en la escultura desde la Antigüedad.

De las 95 obras que configuran la exposición, 17 proceden de Castilla y León, con protagonismo de siete de las nueve provincias de la Comunidad (todas salvo Ávila y Palencia). Valladolid acapara buena parte de las piezas, con varias obras procedentes del museo Nacional de Escultura: ‘San Juan Bautista’ y ‘María Magdalena’, ambas esculpidas por Juan de Juni y policromadas por Juan Tomás Celma; ‘La Virgen Dolorosa’, de Cristóbal Ramos; el colosal paso procesional ‘Sed tengo’, de Gregorio Fernández, y su ‘Cristo yacente’, con policromía de Diego de la Peña y Jerónimo de Calabria y depositado en el museo vallisoletano por el propio Museo del Prado. Además, se suman en la misma provincia el ‘San Juan Bautista y el banquero Diego de la Haya’, de Alonso Berruguete (procedente del retablo de la Epifanía de la iglesia parroquial de Santiago Apóstol), ‘La Sagrada Familia’ de Gregorio Fernández (que llega a Madrid desde la parroquia Asunción de Nuestra Señora, en San Bernardo, Valbuena de Duero) y el ‘Cristo del Perdón’ de Luis Salvador Carmona (desde las Clarisas Capuchinas de Nava del Rey).

Desde la catedral de Astorga, en León, viajarán con motivo de la muestra tres obras: ‘La Virgen de Valvanera’ y las tallas de ‘Santo Tomás’ y ‘San Judas Tadeo’ realizadas por Gaspar de Hoyos para el retablo mayor para la capital de la Maragatería. Desde Segovia llegarán dos más: ‘La Virgen de la Soledad’ de Luis Salvador Carmona (en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, en el Real Sitio de San Ildefonso) y un ‘Cristo yacente’ atribuido a Diego de Urbina a partir de Gaspar Becerra (desde el monasterio de Santa María de El Parral).

Con una obra en la muestra aparecen Soria, con el ‘Calvario’ realizado por un taller guatemalteco en el segundo tercio del siglo XVIII, en la colegiata de Santa María del Mercado en Berlanga de Duero; Zamora, con el óleo anónimo ‘La Virgen de la Soledad y el alma cristiana’ (desde el convento del Corpus Christi de las Madres Clarisas); Salamanca, con la pintura ‘Cristo de la Victoria’ de Sebastián de Herrera Barnuevo (en Alba de Tormes); y Burgos, con el ‘Santo Cristo de Burgos’, cedido en depósito al Museo de Burgos por el Museo Nacional de Escultura de Valladolid).

Comisariada por el jefe de Departamento de Escultura del Museo Nacional del Prado, Manuel Arias Martínez, la exposición reivindica la importancia de la escultura policromada para una comprensión integral del arte español y presenta por primera vez al público cinco importantes obras recientemente adquiridas por el museo: ‘Buen y Mal ladrón’ de Alonso Berruguete, ‘San Juan Bautista’ de Juan de Mesa y ‘José de Arimatea y Nicodemo’, pertenecientes a un Descendimiento castellano bajomedieval.