El cáliz se atribuye a Sebastián de Encalada, autor de gran calidad como orfebre, y se considera obra señera de la platería asturicense del Bajo Renacimiento. De copa acampanada y lisa, presenta una incisión circular en la zona alta y subcopa, delicadamente decorada con una pieza calada coronada con crestería, motivos geométricos y vegetales, e inserta cabezas de angelitos y niños de cuerpo entero.
El Museo de los Caminos se abrió en 1964, a iniciativa del obispo Marcelo González Martín, y recoge piezas de diferentes periodos y estilos artísticos de la Diócesis de Astorga. No hay cabida para todas ellas en las salas del Palacio de Gaudí, por lo que está iniciativa muestra tanto piezas pertenecientes a la colección permanente del museo como las que no se encuentran habitualmente en exposición.